
No debe confundirse con Macaroon.Macarons «arco iris» de la casa Ladurée.El macaron (a veces en español macarrón) es un pastelito tradicional francés hecho de clara de huevo, almendra molida, azúcar glas y azúcar. El dulce procede del siglo XVIII, surgiendo del horno del pastelero de la corte francesa como cúpulas redondas pasta de almendra gruesa.
El macaron en el diccionario enciclopédico de Albert Seigneurie, publicado en París en 1904.El macaron apareció en la Edad Media, diversificándose hasta alcanzar nuevas formas y nuevos sabores. Oriundo de Italia, el macaron pasó a Francia en el Renacimiento (aunque extraña queNostradamus no hiciera mención del dulce en suTraité des Fardements et Confitures, publicado en1552).Algunos textos recogen una receta de macaron que regaló una confitería omeya a un califa otomano en el siglo XV en Siria. En aquel entonces, el dulce se conocía bajo el nombre de louzieh.[3]En la Edad Media, el macaron designaba dos productos diferentes: primero una tarta, y a partir del siglo XVII un potaje que se comía con quesorallado, canela, azafrán y que se llamaba macaroni. De ahí que a veces surja la dificultad de saber a qué producto se refieren las fuentes históricas.Al principio este dulce constaba de una única cara. Si bien lo cita el insigne Rabelais, su origen sigue siendo un misterio. Sin embargo, numerosas ciudades pretenden que nació dentro de sus muros y múltiples leyendas se crearon alrededor de este dulce a base de almendra, azúcar y clara de huevo, crujiente por fuera y blando por dentro.Algunos afirman que este ‘ombligo del monje’ (Larousse Gastronomique) fue creado en 791 en un convento cerca de Cormery, otros dicen queCatalina de Médicis lo llevó desde Italia. La primera receta de macaron figura en una obra que se remonta a principios del siglo XVII.[cita requerida]En el País Vasco francés, el macaron apareció enSan Juan de Luz gracias a la iniciativa de un pastelero, M. Adam, que regaló algunos a Luis XIVpor su boda en 1660. Desde entonces, los descendientes del pastelero perpetúan la tradición.En la corte parisina de Versalles, miembros de la familia Dalloyau, cuyos descendientes fundarían más tarde la casa gastronómica del mismo nombre, sirvieron macarones a la realeza de la entonces gobernante casa de Borbón.En Lorena, el macaron apareció bajo los auspicios de las Señoras del Santo Sacramento, con una receta que se ha mantenido secreta desde el siglo XVIII. La receta de los macarones de Boulay, fiel a la receta original, surgió en 1854. Estos manjares se caracterizan por una costra crujiente y un interior cremoso.En la década de 1830 los macarones ya se servían de dos en dos con un relleno de mermeladas, licores y especias. El macaron popular en la actualidad es el macaron Gerbert, creado en los años 1880 en el barrio parisino de Belleville. A continuación, se dio a conocer al público gracias a dos establecimientos: el salón de té Pons del Barrio Latino de París, que ahora ya no existe, y la famosa casa Ladurée, que a partir de mediados del siglo XX les dio un tono pastel u otro para diferenciarlos en función de su sabor.El macaron tal y como se conoce en la actualidad fue inventado por esa misma pastelería, que también introdujo la noción de «macarones del tiempo» para referirse a aquellos que están a la venta durante tres meses.Antes el macaron también se conocía bajo el nombre de mazapán, dulce que todavía se compra pero que no tiene el aspecto típico del macaronactual. No obstante, ambos dulces ofrecen un sabor parecido.Su forma actual azucarada y sabrosa no tiene nada que ver con los macarones de Lorena, que saben a almendra y tienen una costra crujiente y un interior cremoso.

Si vais por París no dejéis de probarlos, los hay en muchos sitios, pero si quieres origuinalidad laduree, es de los más famosos, aunque mis favoritos son los de pierre herme, que ademas de estar deliciosos es una tienda bastante glamourosa, en la avenue paul doumer hay una que es la que más me gusta, el precio eso si bastante elevado, 7 por 18.00, 12 por 32 euros, 20 por 60. Pero es una delicia difícil de no repetir.